Buenas, como veis, por seguir la tradición,
he dejado totalmente colgado y abandonado esto. Muy yo, vamos. Pero hoy vuelvo,
única y exclusivamente para molestar y desahogarme, porque estoy en temporada
baja y necesito hacerlo de alguna manera. Siento mucho que seáis vosotros (en
el caso de que alguno me lea) los que aguantéis esta mierda, aún estáis a
tiempo de cerrar la página e iros a beber una cerveza.
Sea como sea, si sigues leyendo, te he
avisado, así que lo que suceda a partir de ahora, las perversas y compasivas
imágenes que se formen de mí en tu cabeza, los repulsivos sentimientos e ideas
que puedas desarrollar hacia mí, ya no son mi culpa.
Y aquí empieza mi
ida de olla.
Soy genial. En serio, no te rías, soy
jodidamente genial… para una noche. A corto plazo, más o menos de 24 a 48
horas, soy una pasada. Soy divertida, agradable, atrevida y si me apuras, hasta
puedo llegar a ser sexy. No me cabe ningún tipo de duda de que si pasas un día
(o una noche) conmigo, lo más seguro es que te vayas a reír y te lo pases hasta
bien, porque trataré de que así sea, y se me suele dar bastante bien conseguir
lo que quiero.
Así que esa premisa ya la tenemos. Soy un
fantástico rollo de una noche, una increíble compañera de fiestas y
borracheras. Siempre y cuando desaparezca. El problema, es que a veces no
desaparezco. Y es que a mí me pasa como a Cenicienta, a las 00:00 se me acaba
la magia. Y cuando se acaba, prepárate, porque si sigues ahí (aunque lo dudo)
estás jodido.
Sí, porque yo, a largo plazo, soy un horror. A
largo plazo aparecen las cosas, tal y como son, sin ningún tipo de maquillaje. Lo
que era diversión, se convierte en una cubierta para mi miedo, todo el
atrevimiento inicial desaparece, y me quedo en algo tímido y pequeño, y lo de
sexy, en fin, para echar de comer a parte. Y eso, en apenas una semana, que si
esperas más, va a peor.
Si esperas, verás que estoy un poco loca. Que
tengo muchísimos temores y complejos, y que me atormentan cada día y cada
noche. Es como ir jugando a destapar partes de mí. Una te revela que me dan
miedo los rayos por la noche. Otra, que aunque ya tengo casi 20 años sigo
saltando las baldosas de colores por la calle. Otra, que tengo que comer
siempre un número par de pipas, de galletas, de onzas de chocolate, de cachos
de pizza o de lo que sea. Otra, que me da vergüenza preguntar cosas a los
dependientes de las tiendas. Y así todo. Vamos, que soy penosa.
Y sinceramente, eso no merece la pena. A
largo plazo yo no soy una chica divertida, ni extrovertida, no sé hacer reír a
la gente ni hacerles creer en la magia que yo veo en las cosas pequeñas. No sé
explicar por qué las 00:00 es una hora tan importante para mí. Así entre tú y
yo, soy bastante inútil. Soy capaz de ver como todo se cae y se desmorona sin
mover un solo dedo, y perder todo por lo que he luchado sin inmutarme, sólo
porque quizás, si me muevo, alguien me diga algo, alguien me riña, y eso sería
demasiado horrible.
Así que ya ves, soy jodidamente genial.
Y bueno, después de esto, a lo que titularé
sin duda alguna como Ida de pinza numero
1, me siento un poco más desahogada. No, es broma, mi vida sigue siendo
penosa. Pero oye, parece que como al desquiciar a los demás, al tocarles los
cojones, todo mejora un poco. Nah, tampoco, os tengo demasiado cariño como para
poder disfrutar de molestaros. Así que bueno, puede que tras publicar esta
entrada (si lo hago, aún no estoy muy segura de ello) desaparezca de la faz de
la tierra, porque es una de las cosas más personales que he enseñado nunca a nadie, y ya empiezo a tener miedo. Si es
que ya lo digo arriba, soy gilipollas. Pero bueno, si habéis/has llegado hasta
aquí, gracias por aguantar todo esto, esta tremenda parrafada de mierda, y un
saludo. No te mando un beso, que no sé quien eres.